martes, 5 de agosto de 2008

El mendigo de almas


"La lluvia ca�a sobre mis pasos o no se, si yo sobre ella. Diariamente camino al
trabajo, recuerdo mis sue�os pueriles de ser bombero, karateca y mi favorito; un
pirata. Entre mas nublado es el d�a, mas remonto a mi pasado. Me invado de
verg�enza al recordar cuanto quer�a ser escritor, poeta de boina y caf�,
viviendo en un peque�o cuarto en los adentros de la ciudad. Debatiendo mi vida
con goteras y ventanas rotas para ser la persona ideal de Dalia. No es su nombre
real o podr�a ser bien la suerte de que lo fuera. Lo que es cierto, es que era
mi vecina y tocaba la guitarra. Fumaba desde joven y cada inhalaci�n se esparc�a
hasta mi a una calle de distancia. Su nombre, Dalia, no surgi� de alg�n lugar en
especifico pero era necesario.  




Desde mi ventana pod�a notar que Dalia era muy selectiva en cuanto a sus
amor�os. Se ve�a con gente altamente intelectual, bohemios, a los que mi padre
denominaba como vagos.




Ya tenia bien planeado como seria nuestro primer encuentro. Colocar�a el mas
bello poema en su ventana y acabar�a en algo as� como -mira hacia enfrente- En
eso me descubrir�a del otro lado de la calle con un enorme ramo de� dalias, �por
que no? Y comenzar�a nuestro idilio. Pase un a�o haciendo lo mas furtuosos
intentos de conformar una poes�a, hasta intente hacer un collage de otros
autores. Que al final se o�an como una p�sima balado pop.




Conclu� primero la universidad antes de poder celebrar mi poema perfecto. Entre
a trabajar en el ferrocarril, deseando cada d�a que Dalia decidiera hacer un
viaje y llegara hasta a mi. A los pocos meses conoc� a una chica a quien le
regale todas las poes�as que hab�a escrito. no hizo ning�n comentario al
respecto mas que su agradecimiento. Me case con ella y cada vez que veo partir
un tren, se que en unos de esos me fugare con Dalia."(esta oparte la escribio karen)




Daniel apenas y hab�a terminado de escribir uno de sus siempre nost�lgicos
cuentos, pensando en como a�ora eso que jam�s tuvo, esa vida de h�roe, y no de
un h�roe de cabellera rubia y caballo blanco, sino de un h�roe que se expande...
un h�roe como el que yo quiero ser cuando sea grande, el no quer�a salvar vidas,
pero quer�a salvar una vida, la de aquel amor que nunca llego a la estaci�n detren. la calle de la panader�a con

la que te lleva a lugares lejan�simo, al menos as� lo pensaba el, ya que cre�a
que talvez dalia podr�a vivir de aquel lado, as� que jam�s se atrev�a a cruzar
ya que no quer�a encontrarla si no era una sorpresa. en fin, el plan era ese.




llego su hora de salida, para llegar a su casa siempre cruzaba por el parque de
las abejas, as� lo llamaba el porque no tenia ning�n otro nombre. las manos le
sudaban, no pod�a pensar mas que en el puente por el que tambi�n pasaba siempre
antes de llegar a casa, "el puente del lejan�simo mundo", (a Daniel le gustaba
nombrar las cosas). as� que iba un poco distra�do y nervioso, cuando de pronto
salta de la nada un hombre, Daniel no lo vio venir as� que se espanto, hizo
adem�n de defensa, el otro hombre se sinti� con la necesidad de explicarse
r�pidamente, trato de calmarlo y le dijo que lo �nico que quer�a era un relato
de su vida. "perfecto! lo �nico que me faltaba, no solo estoy harto de mi vida
si no que tengo que cont�rsela a un perfecto desconocido" pens� Daniel, pero
bueno, ser� quiz�s lo ultimo que haga en esta vida. as� que Daniel y Flavio (
as� Daniel decidi� que se llamar�a el otro hombre, ya que no se presento)
tuvieron una ef�mera platica, de la aburrida vida que hab�a llevado Daniel.
Flavio pens� que lo �nico que hacia Daniel era quit�rselo de encima con una
historia tonta y aburrida, pero despu�s vio en sus ojos una tristeza tan
profunda que pens� que quiz�s era verdad, quiz�s hab�a hombres sin mayores
fantas�as, sue�os o deseos. ya que Flavio contaba con una facilidad de palabra y
con una imaginaci�n mas all� de la normal trato de platicar un poco mas con
Daniel, sinti� cierta piedad por el, los dos hombres tuvieron la mejor platica
de sus vidas, una anciana que los escuchaba se sent� con ellos a contar la
historia de su heroico esposo quien peleaba con dragones y besaba princesas.




creo que en el fondo los 3 sab�an que estaban invent�ndolo todo pero no parec�a
importar, despu�s de una larga y colorida platica Daniel se levanto y se
despidi� sin articular una palabra, empez� a pensar mas de lo que estaba
hablando, decidi� que se quedar�a con su vida. al llegar a casa saludo a su
esposa, sus hijos ya estaban dormidos, su esposa aunque le pregunto el motivo de
su retrazo no daba la impresi�n de que le importara, a Daniel tampoco le importo
el desinter�s de su esposa, se sent� en el sill�n a fumar un cigarro y comer
pepitas, pensando en lo que le hab�a pasado ese d�a y empez� a planificar su
huida, se armar�a de valor, cruzar�a el puente y se llevar�a a dalia, dalia, a
diferencia de su actual esposa no llegar�a a llenar espacio, dalia crear�a
espacios nuevos. entre pepitas y fumadas Daniel pensaba. de pronto paso lo
inesperado, la ultima de las sorpresas de su vida! una pepita a lo largo del
es�fago lo dejo sin respirar, cayo su cigarro al piso y Daniel no volvi� a
levantarse de ese sill�n, ni a so�ar con ser bombero.




en cuanto a Flavio... Flavio paso 3 horas mas platicando con la se�ora que se
parec�a a do�a carmen (as� lo pens� Daniel, compar�ndola con una hermana de su
suegra) y escribi� el mejor cuento de su vida


me falto pegar unas partes, no se porque.. pero bueno ahi se las imaginan porque me da heuva ja